jueves, 25 de abril de 2013

7-Los caminos del agua. " La realidad, El miedo, Y la metira"Capitulo VII-



Capítulo VII

"El velero, una historia que resurge del agua de un rio de Plata marrón..."



 La mañana, era hermosa, es que en septiembre la primavera hace renacer las flores y el verde a cada paso y así también renacen otros sueños...

Era sábado, Inés estaba junto al velero que en tierra desafiaba los años, el sol y la intemperie que lo acosaba desde que salió del rio. Tantos meses fuera del agua lo habían secado, si no era rescatado pronto y puesto en el rio nuevamente a la brevedad, su fin estaría muy cerca...solo el  agua le daría nuevamente vida.
El velero estaba en arreglos, desde hacía seis meses,  prisionero en tierra para remozarlo, es que los barcos de madera necesitan un cuidado especial.
En el rio, el agua puede ser muy dañina sobre su fragil estructura si no se la cuida.
La madera es muy noble, pero exige muchísima atención, conservarla  y mantenerla impecable, es lo que asegura que el velero "saldrá siempre a flote".
El trabajo de los carpinteros en tierra, es de especial cuidado, el barco debe ser observado detalladamenete, en forma minusiosa.
Se debe obtener un informe completo, sobre el esqueleto del barco, como estan las tablas y preparalo para calafatear, lijar, pulir, emparchar  y después recién se puede, pensar en estetica en la pintura, es decir en recuperarle la belleza.
Hay que elegir los materiales y cambiar lo que esté mal y pueda causar problemas más adelante una vez que este nuevamente en el agua, pues el rio no perdona.
El tiempo de restauración depende muchas veces  o casi siempre del presupuesto acordado al inicio de los trabajos, a veces hay  que deternerse por un tiempo, esperar, reunir fondos y continuar.
Es importante saber que seguramente el precio ha de ser modificado, pues siempre, surgen imprevistos mientras se trabaja sobre el casco.
También el motor lleva su puesta en punto, los veleros tienen que tener para cualquier eventulidad, un motor capaz de llevarlo a puerto seguro, sin necesidad de que otra embarcaciónlo ayude, por eso es que el motor debe estar "siempre listo".
El "Folk", así se llamaba el barco, era algo especial, con ocho metros de eslora y tres de manga, era un hermoso barco para iniciarse en este deporte tan excluisvo como es la nautica.
Lo único que no resultaba muy adecuado para un principiante era el calado del mismo, por su diseño dinamarqués el  "Folk" tenía una quilla muy pronunciada,  fuerte constituida por un bloque de plomo de una tonelada, lo que lo hacía más adecuado para la navegación marítima, pero su destino fué el Rio de la Plata.
Perteneció  un ingeniero, el padre de Inés, que lo navegó  desde joven, durante más de treinta años  y a su muerte ella pretendía venderlo, al no poder continuar con su mantenimiento, por eso el barco estaba en tierra en arreglos.
Es sabido que en el rió dela Plata los barcos suele encallar facilmenete, es que el lecho del rio es muy bajo y para hacerlo navegable, se debe dragar constantemente, así se forma el canal Mitre y otros canales como el de Acceso.
Debe ser dragarlo constantemente para poder navegarlo y al hacerlo hay que  sortear los bancos que estan presentes y  se deben evitar.
Estas pruebas de fuego, son para estos "marinos de agua dulce", una graduación de la que luego se jactan toda la vida.
Inés se encontró con Marcos en la tarde de ese sábado, en el club para negociar.
Marcos compró el velero, el tramite fue sencillo, por un aviso en un diario local se enteró de la oferta y fue con su mujer su hijita pequeña y un amigo a verlo, conversó con la vendedora (Inés), que un poco sentimental, recordando su niñez cuando navegaba con sus padres y su hermana los fines de semana de familia, simpatizó con el comprador y arreglaron de palabra la compra venta.
Inmediatamente se dió el primer pago, se debían hacer dos pagos para finalizar la venta con un mes de diferencia entre cada uno.
Marcos estuvo entonces, autorizado a entrar al exclusivo club de la universidad donde estaba el "Folk", si bien no era socio.
Así se organizó junto con su amigo Juan, para poner el barco en el agua, debía llevarlo al norte hasta un club de San Isidro donde tenía una amarra esperandolo.
Una semana, estuvieron Marcos y  Juan limpiando y preparando todo para la travesía, serían remolcados hasta el club de San Isidro, por otra embarcación con motor.
Varios detalles demostraron que aun en un club exclusivo, los ladrones hacen de las suyas.
Tal fue así que una noche en que fueron a cenar a la confitería del club, ocurrió el robo.
Mientras ellos bajaron a tierra, "alguien les robó" el ancla y la cadena de esta, que confiados dejaron sobre cubierta, pensando que nadie sería capaz de llevársela.
También al dia siguiente, encontraron faltantes del motor cuando fueron a buscarlo al panol, para colocarlo en el barco, esto les retrasó tres dias el viaje.
Pero estos faltantes no desilusionaros a los nuevos propietarios, solo sirvieron para confirmar el conocido refrán : "en todas partes se cuecen habas y en mi casa por toneladas."
Es así, el agua no pudo ocultar a" los rateros del rio", esos que toman lo ajeno sin problema, casi como un juego pero en verdad son solo ladrones.
La mañana del traslado todo se dio para que sea una fiesta, la entrada al rio fue un nuevo bautismo,
para el antiguo velero.
Casi sin público, por tratarse de un dia de semana, el carpintero y algunos socios antiguos del club se dieron cita en la costa, para despedir  la embarcación.
Recordaron al ingeniero, pensando que este sonreiría desde lo alto, bendiciendo la entrada al agua del "Folk".
Desde la confiteria junto a un enorme ventanal,  Ines la hija del ingeniero sonreía  contenta también.
El velero que fuera el gran amor de su padre, el "Folk", estaba de nuevo vivo...
Ahora nuevamente flotando en las aguas de rio, resugía de sus cenizas, como el Ave Fenix...

Bs.As.25-04-13Alu C.G.Maveroff P.Peyrán.-



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