Siempre es un camino bello, bueno, atrapante pero incierto.
Así como cuando recorres las huellas en la Pampa si no la reconoces, si no la viste antes debes seguir confiando. Es dejarte llevar al horizonte pensando que has de llegar antes que sol se esconda
Lo mismo ocurre en el mar cuando navegas dejas amarras pensando en seguir un rumbo pero en el agua el viento es el que manda y de pronto carga “a babor” mientras buscabas ir hacia “estribor” y en ese instante comprendes que debes virar, mudar de dirección, estar atento y vigilante todo el viaje para encontrar tu puerto, ese el que elegiste al zarpar e izar las velas.
Sabes, desde siempre era un camino incierto, pero no lo pensaste ni lo reconociste en el comienzo. La juventud arrogante te hizo pensar que eras tu quien hacías el camino, sola que nada era imposible. El tiempo gran maestro, te mostró que no eras omnipotente. Si te diste el permiso de hacerlo aprendiste humildad te diste cuenta que el orgullo solo es estupidez, vana creencia. Sabes si aun no lo has visto siempre se está a tiempo, se trata de aprender que solo así se está vivo.
También lo percibiste al andar por el bosque, los árboles tan altos te enseñaron que hay que seguir buscando como ellos lo hacen sin detenerse a diario buscan el cielo siempre, aunque nunca lo alcancen. Pero el sol que es generoso y cálido los acaricia y los abriga con sus rayos finitos y pequeños, los protege al pasar entre sus ramas y entonces su luz te muestra el sendero que te permite recorrer el bosque y ver sus extraños habitantes, hojas, ramitas, insectos pequeños y grandes. Cuando no encuentras más camino, de nuevo hay que tener confianza y dejarte guiar por pasos que otros hicieron antes y así vas haciendo el camino, recorriendo el bosque.
En los tres casos, llanura Pampa, agua, bosque el camino siempre es incierto y se hace paso a paso, pero solo sin temores.
Lo más extraño de descubrir es que nunca se hace solo aunque al andar parece que nadie te acompaña.
Ale, Buenos Aires,23-10-22
