sábado, 27 de enero de 2024

Un cuento para pensar.

Había una vez un hombre que vivía solo por eso siempre que tenia un problema lo había solucionado sin ayuda. Tan bueno era en resolver problemas que se había ganado la fama de ser el hombre mas hábil del pueblo en resolver problemas lo llamaban "el hombre que siempre hallaba la respuesta correcta". Resulta difícil buscar las soluciones, pero a veces uno se acostumbra a ser quien tiene que hacerlo todo solo a tal punto que con el tiempo llega a pensar que no necesita a nadie mas para solucionar los desafíos cotidianos. 
No es bueno que el hombre este solo dice la biblia. 
Un día el hombre tuvo un problema muy difícil que resolver y al no encontrar la solución le pidió a su mejor amigo que lo ayude diciendo: "desde hace días estoy tratando de resolver este problema y por mas que me esfuerzo no logro resolverlo, por favor ayúdame.
Con la ayuda del amigo encontraron la solución.
Entonces el hombre que era famoso por encontrar solo las soluciones le dijo a su amigo : Ya no podre ser llamado el hombre que encuentra solo las respuestas pues sin tu ayuda no hubiera podido hacerlo. A lo que el amigo le respondió: Mira tal vez ya no puedas decir que eres quien encuentra solo las respuestas que se te presentan, pero a partir de ahora podrás decir que tienes la fuerza mas importante que una persona puede tener que es la de ser capaz de pedir a otro que lo ayude.
Ale, 27-01-24 Buenos Aires.

    miércoles, 24 de enero de 2024

    A veces.

     A veces hago silencio cuando los otros no tienen nada que contar. Es preferible que volvamos a la alegría, a la poesía, a la copla con sus diversiones y sus encantos, que volvamos a la ingenuidad y a la sabiduría. Todos tenemos nuestros tesoros personales, hasta el mas simple de los hombres tiene su propia  riqueza que se multiplica cuando se comparte. De aquellos que estuvieron conmigo siempre me queda algo, una palabra, un gesto, una sonrisa, una señal. Claro que vez en cuando hay que actualizarse, hay que cambiar porque tenemos que ser flexibles para alivianar el cansancio del camino y dejar en la banquina (a un costado) la locura del ritmo cotidiano con sus mensajes ajenos y nuestros afanes ingenuos. Debemos dejarlos sin temores porque con miedo no puede ser. Entonces de esta forma atrevernos a arriesgarnos a cada paso para encontrarnos con nosotros mismos y descubrir la seguridad que brinda la libertad tan anhelada. Ale, 24-01-24, Buenos Aires.

    1- En el bosque. En el bosque uno junto al otro, los árboles se cobijan. Parecería  solo una imagen, pero es cierto porque entre ellos se pr...