Perder el equilibrio.

Claro que los timoratos, los miedosos si despertamos 
y nos atrevemos nos tildarán de desequilibrados. 

Más ¿ a quién le importa el juicio de los tibios?

“Cuando termine esto que escribo 
pienso seguir haciendo lo que estaba haciendo hasta hace un rato, 
lo que tengo entre manos”. 

No puedo temer a la vida y olvidarme que “es posible”, 

que aunque pierda equilibrio seguramente soportaré la caída 

apoyando mis manos en el piso o tal vez las rodillas o quizás las caderas, 

pero ¡he de poder! permitiéndome rodar si fuera necesario 

para subir luego y así alzarme como lo hacen los niños 

que retoman el juego y no temen seguir...

¡Ah quien pudiera entenderlo! Y no temer.

Que la vida es difícil y que nada está escrito.

La escribimos a diario

y ese es el milagro por el que siempre rezo. 

Conservar la alergia, no detenerme nunca hasta el último aliento, 

para así poder decir un día que he vivido...

Ale, Buenos Aires, 04,05,20.

Donde ir.

¿A dónde ir? ,¿Cómo sigue este día?
Mientras despacio,en silencio, casi en puntillas,llegas a mi inesperadamente,
Porque tú no te has ido sino que estás aquí siempre conmigo.
¿Cuánto ha de demorar?,¿Cómo de larga ha de ser la espera?
O tal vez nos escapemos cuando el tiempo menos lo imagina.
Porque es incierto el recorrido y si no recuerdo mal, siempre así lo ha sido,
solo que ahora parecería que de repente por el arte de magia o de este virus,
que es un extraño, el mundo entero se enterase de la incertidumbre lo rodea.
¡Como si esto fuera algo nuevo!, ¡Qué limitada es nuestra conciencia!,
creer que este desconocido, que hoy se presenta aquí sin más sin un permiso,
es quien nos quita la seguridad... ¡Si el solo busca nuestra vida!,
¡Que absurdo creer que la teníamos!, que era nuestra, si es nada mas que un viaje de ida.
¡Dios mío! ¡Cuan grande es el desconocimiento!, ¡Cuánto y qué poco hemos recorrido!.
Tenemos pues que comprender que el camino no es llegar a lo seguro sino que trata de tolerar la !
Ale, Buenos Aires, 30-04-20