Pese a todo,cada mañana, ajena a todas las críticas
y los rumores,sin ninguna vergüenza, cumpliendo un rito
laico, religiosamente.
La gata negra me despierta.
Silenciosa, elegante y muy segura me llama,
no le importa o no lo tiene en cuenta, si el día es o no es
laborable.
Todos los días sin falta, a la misma hora aparece en mi cuarto,
con un maullido suave, casi como un lamento, me llama para
que yo la ayude.
Sin detenerse en otros prolegómenos, se acerca a la ventana
primero sube al silloncito bajo y de allí se trepa a la máquina
de coser que está en el dormitorio junto a la ventana.
Si no me he levantado para abrirla, maúlla otra vez e insiste
en su pedido, hasta que con paciencia, logra por fin su cometido.
Cada mañana la gata busca el jardincito para vivir sus sueños de
"pantera negra"
y entre las margaritas y rosales, suéñase la dueña de esta pequeña
selva urbana
Todas y cada una de nuestras mañanas, sumisa y suplicante, pero
a la vez exigente y demandante,se acerca como conté a la ventana,
para salir a vivir su aventura cotidiana...
Bs.As. 03-02-14 Alu C.G.Maveroff P.Peyran.-