Lo escribí ho.
Atrevernos a ver,
Atrevernos a ver, dejar de lado los prejuicios para así poder dejar de vivir como hasta hoy, sin mirar, dejar de ser tan inocentes…
Que no es tán bueno ser un gran creyente como tampoco lo es negar siempre de modo intransigente.
Dejar un día de vivir sin ver, de andar sin el sano juicio, volvernos responsables, y no confiar tanto con fe ciega en ciencias de los hombres que siempre son inciertas.
Dejar de lado la parcialidad, el cerrarnos y tomar partido por lo que parece imposible, que “los molinos de papel” son los dogmas que hoy sin más aceptamos y defendemos confiados sin permitirnos tal vez por miedo, esperar el tiempo de las pruebas
Pensemos, ¡por favor!, que nuestra inocente confianza es ser imprudentes.
Actuamos como si fuésemos niños que no cuestionan nada, vivimos sin atrevernos a dialogar y escuchar al disidente que nos advierte que “no son gigantes, son molinos…” Quien hoy como ayer Sancho el fiel escudero, nos advierte el peligro, sin otro fin que guiarnos, por ruta segura.
Esto que cuento ahora hoy más que nunca está vigente. Mientras el común de la gente solo escucha una firme campaña y cree en los “molinos de papel” por no atrévete a ver la realidad ciegos nos contestan ,“ No son molinos, son gigantes amigo Sancho…”
Son pocos los se atreven a dejar de lado los embustes con los que el mundo se maneja desde siempre .
Ale, Buenos Aires, 28-05-2022