lunes, 4 de mayo de 2020

Perder el equilibrio.

Claro que los timoratos, los miedosos si despertamos 
y nos atrevemos nos tildarán de desequilibrados. 
Más ¿ a quién le importa el juicio de los tibios?
“Cuando termine esto que escribo 
pienso seguir haciendo lo que estaba haciendo hasta hace un rato, 
lo que tengo entre manos”. 
No puedo temer a la vida y olvidarme que “es posible”, 
que aunque pierda equilibrio seguramente soportaré la caída 
apoyando mis manos en el piso o tal vez las rodillas o quizás las caderas, 
pero ¡he de poder! permitiéndome rodar si fuera necesario 
para subir luego y así alzarme como lo hacen los niños 
que retoman el juego y no temen seguir...
¡Ah quien pudiera entenderlo! Y no temer.
Que la vida es difícil y que nada está escrito.
La escribimos a diario
y ese es el milagro por el que siempre rezo. 
Conservar la alergia, no detenerme nunca hasta el último aliento, 
para así poder decir un día que he vivido...
Ale, Buenos Aires, 04,05,20.

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