" Estuve en San Isidro en las barrancas ayer por la mañana, no era muy temprano cerca del mediodía, cuando los loros cantan.
Cuando el altivo verde de las palmeras se mezcla con los ceibos,
cuando algunos ombues aún sueñan con que están en la Pampa
y en sus ramas cobijan algún nido de hornero hecho de tierra y barro.
Estuve en San Isidro entonces vi sus viejas calles pobladas de piedras,
empedrados antiguos con historias que solo ellos conocen.
Vi también el casco antiguo de esta villa que otrora fuera un pueblo lejano
a Buenos Aires.
Recordé algo de mi niñez, también de historia a algunos próceres y a Victoria.
Allí en San Isidro, en casa de tía Irma muy pequeña conocí la música mi primera guitarra y otros juegos...
Ayer era un día nublado no de lluvia, solo que el cielo tenía agua.
Recuerdo que desde las barrancas mire al este buscando aquel río que con mi padre navegue de niña. Como era de esperar casi no se veía, niebla lo ocultaba, aunque todos sabíamos que allí estaba.
Nada podía yo distinguir ni el río, el horizonte o el cielo porque como conté en el principio esa mañana todo era gris todo era agua..."
Ale, 26-07-17Buenos Aires.
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