domingo, 25 de septiembre de 2016

Me gusta ir a la playa.

Me gusta ir a la playa.
Y más en este tiempo en que está casi desierta.
Me gusta visitarla y recorrerla como es ahora que se han ido aquellos que vienen en verano.
Porque los veraneantes no saben disfrutarla no se dan cuenta y pierden su tiempo en tonterías, pamplinas.
Les gusta hablar y claro así no escuchan a las olas se pierden muchas cosas bellas.
El mar tiene su ritmo es hermoso, ordenado, no siempre es tranquilo, a veces  se muestra desafiante, altanero.
Cuando lo visitamos  debemos comenzar por la arena así descubriremos  la playa. Podremos registrar las  pisada que encontramos. Que no son sólo de otras gentes también encontraremos huellas de las gaviotas que temprano ha recorrido estos parajes.
Luego porque a eso vamos miraremos el mar y  en el, el horizonte.
Una línea recta que limita el cielo con el mar, o quizás me equivoque y su función sea unirlos.
El horizonte acerca los navíos permitiéndonos soñar con otras tierras.
¿Qué es lo hay detrás del horizonte?
¿Por qué esta línea nos atrapa y nos guía?
¿Cómo es que hace  para invitarnos a soñar que podemos descubrir otros rumbos?
La playa es un misterio,llano,amplio, brillante,muy claro...
Que al marchar por ella sola, me permite pensar, observar y agradecer.
A lo mejor esta sea una forma de rezar.
Ale,25-09-16 Cavallino, Italia.

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