El sol brillaba el cielo no tenía nubes, el mar desierto exclusivamente poblado por gaviotas que disfrutaban el otoño, yo en la orilla sentada contemplaba:
"La vida está hecha de momentos,es un viaje que debe recorrerse permitiéndonos la libertad de ser como podemos.
Por eso, quien quiera saberse vivo solo deberá atesorar el momento presente. Nada ha de perturbarnos, tenemos que estar tranquilos puesto que aún en los momentos más difíciles, siempre está todo bien.
Fue así que comencé a entender algunas cosas, claro que no lo hice sola muchos me han ayudaro a comprender...
Aprendí de a poco a hablar otros idiomas los de los otros. Algunos que "eran como yo había sido hasta entonces" al verme dijeron:
" Ha aprendido a hablar el idioma de los locos".
Dijeron esto porque ellos no entendían, eran estrechos, no podían ver...
Más tarde como estaba sola y tenía tiempo libre me dediqué a observar con detenimiento el panorama, de este modo comprendí el idioma de la alteridad y vi que la "normalidad" nos encierra mucho.
Buscado ser libre, aprendí que se puede vivir con poco o con mucho menos y finalmente pensé que ya sea poco o mucho, siempre "todo está en nuestras manos".
Vi que no se puede pedir a nadie que te quiera y que recién cuando entiendes esto comienzas a saber algo del amor.
También me percaté de que si bien hacemos las cosas junto a otros, nunca nadie nos debe nada.
El sol seguía brillando,el mar empujaba las olas hacia la orilla, súbitamente las gaviotas comenzaron con sus vuelos rasantes sobre el agua, tenían hambre habían comenzado a pescar..."
Ale Cavallino. 25-09-16
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