Se busca un amigo.
No importa que sea hombre o mujer,
basta que sea humano,
basta que tenga sentimientos,
basta que tenga corazón.
Se necesita que sepa hablar y callar,
y sobre todo que sepa escuchar.
Tiene que disfrutar de la poesía,
de la madrugada, de los pájaros, del sol, de la luna,
del canto, de los vientos y de las canciones de la brisa.
Debe tener amor, un gran amor por alguien,
o sentir la falta de ese amor.
Debe amar al prójimo y respetar el dolor
que los peregrinos llevan consigo.
Debe guardar el secreto sin sacrificio.
Debe hablar siempre de frente
y no traicionar con la mentira y la deslealtad.
No debe tener miedo de enfrentar nuestra mirada.
Se busca un amigo para compartir los mismos gustos,
que se conmueva cuando es tratado de amigo.
Que sepa conversar de cosas simples, de lloviznas y aguaceros.
Se precisa un amigo para no enloquecer,
para contar lo que se vio de bello y de triste,
de los anhelos y de las realizaciones, de los sueños y de la realidad.
Deben gustarle las calles desiertas,
los charcos de agua y los caminos,
el borde de la calle y acostarse en el pasto.
Se precisa un amigo que nos diga que merece la pena vivir,
no porque la vida es bella,
sino porque estamos juntos.
Se necesita un amigo para dejar de llorar,
para no vivir de cara al pasado.
Que nos palmee los hombros,
sonriendo o llorando,
pero que nos llame amigo,
para tener conciencia de que aún estamos vivos.
Vinicius de Moraes
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