jueves, 28 de enero de 2016

Carnaval.-

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Salieron entusiasmados a dar una vuelta como casi todos los días. Era una tarde calurosa de esas típicas del verano de Buenos Aires, donde los treinta y seis grados C a las 18 horas son habituales y se suman a la humedad, lo que hace necesario salir a tomar un poco de fresco. 

Ir a caminar junto al río por el Paseo de la Costa es una rutina muy satisfactoria.
Cuando se cruza Libertador ya parece que hubiera refrescado, de allí en mas cada paso es acercarse al fresco de la naturaleza. 
Claro que el paseo en verano no esta tan tranquilo como en otras estaciones del año. Cientos de jóvenes, niños y adultos de todas las edades hacen sus rutinas lúdicas. 
Unos solo  pasean otros  corren, juegan al tenis/fútbol, patinan, andan en bicicleta, skates.etc Se disfruta entonces del movimiento y según el sector de la costa también del silencio.
Pero esa tarde el paseo se vistió de carnaval, se cerro el acceso a la costa, la música chillona "sonó a mil" con ritmos que aturdieron, en  el desfile las luces de colores en vez de iluminar y alegrar, empañaron la travesía programada. 

La fiesta organizada por la municipalidad no fue una fiesta deseada por la mayoría de los vecinos. ¿Impericia o negligencia de un intendente imprudente que desconocía los gustos de su pueblo?
El carnaval solo fue una invasión de visitantes curiosos que impidió disfrutar del paseo cotidiano junto al río.
Ale 28-01-16 Buenos Aires.

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