Cuando no se alcanza la paciencia con esfuerzo, se aprende
que el tiempo inexorablemente hace llegar la calma.
Que la desesperación nada repara, solo despierta en el alma
la ansiedad y la angustia.
Entonces,hasta lo mas pequeño nos asusta y todo parece inalcanzable.
La mejor solución pues es detenerse ver quien esta a tu lado brindándote su mano.
Así lograrás ver que no es "desesperar sino esperar" lo que realmente nos permite vivir en forma cierta.
Pudiendo mirar el panorama, dejando que el tiempo sea quien
siga trayéndonos respuestas.
Comprendes, no sin esfuerzo, que hay que acatar esa marcha lenta o a destiempo de nuestras pretensiones.
Porque quien dice:
¿Cual es el ritmo? ¿cual el paso? ¿como se debe andar?
Para poder entender al fin,
que los hechos son solo circunstancias y lo esencial siempre es la compañía
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