Sobre el gris cemento de la calle, lejos del cielo, en Buenos Aires, en la ciudad enorme,
ellas pequeñas inocentes, andan de frente.
Y no se encuentran solas, junto a sus compañeras van formando columnas, no dejan su trabajo sino que casi sin descanso se empeñan en hacer
caminos.
Andan su rumbo a diario siendo para los otros casi imperceptibles, como pérdidas entre la multitud, escondidas detrás de las baldosas, se adueñan de lugares estratégicos y se encaminan hacia los hogares.
Románticas buscan las flores por otros motivos.
De a una en fila, una tras otra como es su costumbre, hacen su rumbo impávidas cumpliendo su destino estoicamente.
Sacian así su espíritu indomable, cumpliendo su rito en modo incorruptible fuerzan derechos, cumpliendo sus deberes.
Así sin más ejemplo que el de su recorrido, sin otra fuerza que la de sus obra, las pequeñas hormigas se adueñan de la calle invadiendo luego otros espacios.
¿Por qué lo hacen?, ¿Qué buscan?,¿Hacia dónde apuntan?
Si no están en el campo, si el cielo está escondido tras los edificios, si en la ciudad solo reina el cemento y el verde es casi ausente.
¿Por qué no abandonan sus periplos?
Ellas pequeñas se engrandecen cumpliendo con su misión esa para la que han nacido. Participan así de este banquete especial que es la vida,nobles no dejan de seguir haciendo su tarea.
Por más sencilla que sea su ruta, son hacedoras de su propia vida,son un ejemplo.
Ale,Buenos Aires 02-02_20
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