El dueño del viejo hotel cercano a la playa, trataba de rescatar los días pasados para esto organizaba visitas guiadas al hotel. Quien lo observara apenas podría creer las anécdotas que contaba, nadie viendo el estado del antiguo edificio, hoy casi en ruinas, podría creer que alguna vez allí concurrieran veraneantes de clase alta, extranjeros llegados desde Europa. No era posible imaginar el brillo, los atuendos, los bailes y espectáculos que el anciano describía.
Mientras tanto él apenas sobrevivía inmerso en la más profunda oscuridad, entre paredes despintadas que hacía ya mucho tiempo habían perdido su pintura y que se conservaban orgullosamente descascaradas ignorando el brillo que otrora le habían hecho ganar al “Boulevard Atlantic Hotel “ su fama y sus turistas veraniegos.
Comenzaba la visita guiada religiosamente todos los miércoles por la tarde, aunque pareciera imposible en ese pueblito costero del Atlantico sur siempre algunos curiosos se atrevían a trasponer la reja de entrada.
Les cobraba poco para poder tener visitantes y al inicio decía siempre lo mismo una frase que llegó a se emblemática.
Tanto la repitió que la frase llegó a ser famosa, no porque le perteneciera a Roberto el dueño del hotel sino porque él la difundió a los cuatro vientos .
Y cuál era el refrán que decía, algo muy campero que lo señalaba como habitante del interior de la provincia de Buenos Aires :” Así como los chimangos tratan de cazar palomas, a veces hay palomas que tratan de cazar Chimangos”.
Así con modos provincianos Roberto atrapaba sus visitantes...
Ale, Buenos Aires,24-05-19
Mientras tanto él apenas sobrevivía inmerso en la más profunda oscuridad, entre paredes despintadas que hacía ya mucho tiempo habían perdido su pintura y que se conservaban orgullosamente descascaradas ignorando el brillo que otrora le habían hecho ganar al “Boulevard Atlantic Hotel “ su fama y sus turistas veraniegos.
Comenzaba la visita guiada religiosamente todos los miércoles por la tarde, aunque pareciera imposible en ese pueblito costero del Atlantico sur siempre algunos curiosos se atrevían a trasponer la reja de entrada.
Les cobraba poco para poder tener visitantes y al inicio decía siempre lo mismo una frase que llegó a se emblemática.
Tanto la repitió que la frase llegó a ser famosa, no porque le perteneciera a Roberto el dueño del hotel sino porque él la difundió a los cuatro vientos .
Y cuál era el refrán que decía, algo muy campero que lo señalaba como habitante del interior de la provincia de Buenos Aires :” Así como los chimangos tratan de cazar palomas, a veces hay palomas que tratan de cazar Chimangos”.
Así con modos provincianos Roberto atrapaba sus visitantes...
Ale, Buenos Aires,24-05-19
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