Para poder hablar tuve que aprender a hacer silencio.
Para escuchar tuve que permitirme oír de lejos las campanas,
que sonaban,
comprendí que era tiempo de ver la realidad sin ofuscarme,
sin temores y para esto también necesite del tiempo.
Para poder contemplar serenamente las cosas cotidianas
y valorar lo bueno que tenía, que no necesitaba nada para ser feliz.
Entonces pude ver a los esclavos esos que tanto atesoraban
ellos que se creían reyes poderosos sin ser capaces de comprender
lo efímero, lo poco que es el tiempo de la vida...
Los vi vendiendo su felicidad,
guardando sin pensar sin darse cuenta que tenemos una sola vida.
Mas ellos no podían, dejar de creer en eso que les habían dicho
era lo que necesitaban para ser felices.
Redescubrir la vida, estar dispuestos a disfrutar cada minuto, comprender ...
¿Pero por que resulta tan difícil entenderlo? Que no se trata de ser dóciles
ni de decir a todo que si.
Se trata de escuchar de estar alerta lo que no significa siempre estar de acuerdo.
Hay que escuchar sin preconceptos, sin juicios previos,entonces tal vez,
podamos aprender y entablar un verdadero diálogo.
¿Donde empieza el camino? En marchar sin apuro, preparados para la saciedad
y el hambre,
Aceptando la vida y aceptándome así tal como puedo ser.
Treviso, 25-08-15 Alicia
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