martes, 12 de noviembre de 2013

La casa de Lea Figallo, en Pilar,(Derqui).

Diario Pilar Regional.-

La casona más antigua del distrito está en Derqui y es de 1720


por Alejandro Benedetti


Hay varias características que denotan su gran antigüedad. Sus paredes miden medio metro de ancho y sus ladrillos son de arcilla cocida montados sobre barro. Las rejas de puertas y ventanas son bien gruesas y sus herrajes de formas artísticas.
Un aljibe en el patio habla del sistema para proveerse de agua potable, en tanto algunas mesitas de material tienen diseños muy antiguos. La casona está sobre el denominado “Camino Real”, nombre que se le daba al paso de las carretas de antaño, más precisamente de la época de la colonia, sometida a los mandatos de los virreyes españoles.
Hoy se la puede apreciar a unos 200 metros de calle Colombia del barrio Monterrey Sur, en Presidente Derqui. Un camino sinuoso atraviesa un monte y disimula su presencia, hasta el viejo portón de madera. De inmediato se ve un cartel que dice “Lea Figallo”, y luego se abre un gran y cuidado parque que la rodea.
Según su actual propietario, se construyó nada menos que en 1720. Eso implica que con sus 291 años, sería la vivienda particular más antigua del distrito de Pilar y, tal vez, de la provincia de Buenos Aires.
Su rústico hogar, con una prensa fabricada en Estados Unidos en 1876 para hacer mosto y grapa, suma en esa dirección, como sus altos techos cruzados con gruesas vigas de roble y ladrillos a la vista. Igual con sus antiguas cocinas a leña, o las salamandras de hierro ornamentado. Entonces no se avizoraba la energía eléctrica y se apelaba a candelabros y faroles de cobre con aceite; los mismos que hoy cuelgan en la casi laberíntica casona.
Gruesas puertas conservan espejos que las cubren completamente casi disimulándolas. Si se las abre se puede acceder a un baño, a un dormitorio o a una escalera que lleva al altillo.
Si ya de por sí es una reliquia muy bien conservada, se le puede acotar un hecho decisivo en nuestra historia. Es que, de acuerdo a relatos pasados entre varias generaciones hasta hoy, el general Justo José de Urquiza habría acampado allí con sus tropas antes de la decisiva Batalla de Caseros que libró contra el ejército de Juan Manuel de Rosas.
Tal es así que el recordado historiador derquino Iván “Kico” Boragno, sabía bien que desde la Universidad Nacional de La Plata y desde la Universidad de Buenos Aires, años atrás, gestionaron el permiso para excavar en búsqueda de restos del entonces Ejército Grande. Sin embargo ese trabajo arqueológico aún no pudo concretarse.

Fe y solidaridad
“Esta casona y las hectáreas que la rodean pertenecían a la señorita Lea Figallo, una mujer de bien que donó muchos terrenos y que fue una integrante originaria de la Fundación Presidente Derqui” cuenta Saúl Rodríguez, el actual casero que junto a su esposa, Ramona Miño, la mantiene casi impecable.
La señorita Lea Figallo era una inmigrante italiana de gran sentido común y profunda fe católica. Entre otras cosas el Hogar Santa Marta se levantó sobre el amplio predio que ella le donó a esa congregación religiosa. Otro de los varios ejemplos de su solidaridad fue la gran cantidad de materiales que en la década del 70 donó para la construcción de la Escuela Técnica Nº 2 de Presidente Derqui.
Uno más: cuando la Guerra de Malvinas, en 1982, cedió un amplio espacio al Ejército Argentino para que instalara una poderosa antena de comunicaciones. En los años 90 llegó el ocaso de su fructífera vida, y el heredero de la antigua casona fue su sobrino, el doctor Flavio Esturra; un cirujano plástico que con sus 80 años goza de un reconocido prestigio profesional y humano en un tradicional sanatorio de la Capital Federal.
“El doctor quiere mucho este lugar, lo conserva tal como lo recibió y tiene toda la documentación que acredita que se construyó en el año 1720”, reitera Ramona Miño mientras aviva el fuego del gran hogar.
Sus paredes encierran un enorme cúmulo de nuestra historia, y se asegura que sus pisos -aún originales- fueron caminados por el general Urquiza. El gran enigma a develar es quién la levantó 291 años atrás, cuando todavía ni se pensaba en que estas tierras podrían independizarse de España.



El hogar con una prensa para el mosto, fabricada en EE.UU.

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